viernes, 22 de abril de 2016

RESEÑA DEL ÁLBUM "DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS"


Querid@s lector@s resptuos@s,
la reseña de hoy no viene escrita por mi sino por mi compañera de La Cuentería Respetuosa, Esther.
Y es que el libro del que quería hablaros es uno de los favoritos de Esther, y nos ha parecido buena idea de que fuera ella quien os lo presentara y quien os diera su propia visión sobre este álbum tan famoso y tan amado (y así yo, de paso, descanso un poco, jijiji!!) ¡Allá va!


Donde viven los monstruos
Autor: Maurice Sendak
Editorial: Alfaguara Infantil

+4 años

Como muchos sabréis “Donde viven los monstruos” es la obra más conocida del genial Maurice Sendak.
Así que, antes de meterme en faena con esta mi primera reseña, voy a “googlear” el título… 286.000 resultados, WUAU!!!
Se editó por primera vez en 1963, y sigue reeditándose una y otra vez pues parece que el tiempo no pasa por él, siendo aún hoy un álbum de máxima actualidad. Es lo que tienen ciertas historias, que pueden en una primera lectura parecer sencillas, pero que en realidad encierran una riqueza espectacular de matices que, muchas veces, solo los niños son capaces de percibir, aunque no sea de manera muy “consciente”.

Es así como quiero ver este libro, como lo puede ver un niño: y entonces la pregunta es ¿por qué les gusta tanto? Yo creo que la clave está en que es la historia de un cabreo monumental. Y hay muy pocos libros donde se muestre eso, que un niño se enfada, que puede enfurecerse, tenga o no razón. Ahora me viene a la mente el título “Fernando furioso”, uno de los pocos cuentos que conozco sobre este tema y que también muestran sin tapujos el enfado de un niño, enfado tan brutal que termina por destruir el mundo.

Volviendo a los monstruos, Maurice Sendak es capaz de realizar magistralmente algo para mi  muy muy difícil, y es mostrar sin juzgar. La historia narra cómo un día Max, el protagonista del cuento, se puso su traje de lobo y comenzó a hacer travesuras, pero no etiqueta al niño, no lo estigmatiza con la palabra “travieso”, lo cual hace que los niños y niñas se sientan más identificados con el protagonista, pues todos en algún momento hemos hecho travesuras y no por eso nos ha gustado que nos etiqueten de por vida.


Max es un niño valiente y empoderado; por eso resulta tan atractivo. Valiente hasta el punto de ser capaz de responder a su madre, quien en un momento de tensión fuerte de la historia lo llama “¡monstruo!”, y él responde proyectando esa misma energía, “¡Te comeré!, ante lo cual la mamá lo manda a la cama sin cenar. Aunque sea su madre y no emplee insultos, es suficiente la energía e intención de sus palabras para herir profundamente a Max, y es admirable que el pequeño sea capaz de defenderse. Este es otro punto que no suele tratarse en los cuentos y que creo que hace que a los niños y las niñas les guste tanto.


Luego la historia trascurre en la habitación de Max, y es algo así como un viaje onírico. Su habitación se convierte en un gran bosque, con lianas y un lago con una barca que tiene su nombre y lo lleva al país donde viven los monstruos. En él, Max se convierte en el Rey de todos los monstruos y decide a su antojo sobre estos seres. Los monstruos de Max no son espeluznantes, más bien son grandes, fuertes, pero de expresión afable. Este es otro punto genial de la historia ya que interpreto los monstruos como una representación simbólica del adulto.


Grande, con poder absoluto. Es tanto el poder de los adultos frente a los niños que, como dicen los monstruos al final, podrían hasta comérselo:

“¡Por favor no te vayas -Te comeremos- Te queremos tanto!”

Por eso Max, a través de sus sueños consigue liberarse de ese poder, convirtiéndose en el rey, dejando salir su lado más salvaje tantas veces reprimido.


Y llegamos al final, donde Max, que ya ha liberado toda esa rabia y ha podido saborear el poder absoluto que como niño se le niega, está cansado y necesita regresar a un lugar donde lo quieran más que a nadie. Y regresa como se fue, pero tranquilo, liberado… y en casa, en su habitación, le espera un plato de sopa caliente; ¿una muestra de arrepentimiento de la madre que quizá se excedió prejuzgando a Max?; yo creo que si.

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